El último grito entre los narcotraficantes son los drones submarinos. Y los están fabricando en España

El último grito entre los narcotraficantes son los drones submarinos. Y los están fabricando en España

Castellar de la Frontera es un pequeño pueblo del Campo de Gibraltar, en Cádiz, de poco más de 3.000 habitantes y famoso por una amplia fortaleza que se remonta al siglo XIII. Tras catorce meses de pesquisas la policía reveló el año pasado sin embargo otra actividad de la villa, mucho menos conocida, lícita y generalizada: acogía un auténtico centro logístico y tecnológico del crimen.

Los datos los desgranó en julio de 2022 la Policía Nacional y demuestran hasta qué punto el talento gaditano ha llegado a brillar en los últimos años entre los narcotraficantes del continente.


La organización, ya desmantelada, se dedicaba básicamente a fabricar y adaptar de manera artesanal artefactos en los que mover droga esquivando el control de los agentes. Y lo de artesanal es una etiqueta que describe más el modo de trabajo que el resultado, digno de un polo tecnológico.

Entre los aparatos que requisó la Policía Nacional había tres pequeños drones submarinos preparados para mover una carga de entre 150 y 200 kilos de drogas con una autonomía de 50 kilómetros, más que suficiente para atravesar con comodidad el Estrecho de Gibraltar.

Tecnología al servicio del crimen

Drones

Para que su manejo resultase más seguro, las naves podían pilotarse además sin tripulación. Solo exigían el uso de una tablet y app que permiten vigilarlos a distancia, guiados por GPS.

“Una persona en su vivienda podía controlar la ubicación y el lugar de atraque”, explicó Juan Antonio Sillero, jefe de la Unión de Droga y Crimen organizado (Udyco) de Algeciras durante un acto en el que el organismo sacó pecho por la operación y mostró los peculiares semisumergibles.

De los tres drones submarinos que la organización gaditana estaba fabricando, dos todavía estaban en proceso; al tercero, con destino Francia, le quedaban solo lo ajustes finales.

RTVE precisa que para darles forma la banda, en la que había un padre e hijo, uno de ellos con conocimientos sobre el manejo de helicópteros, combinaban el arte tradicional con la tecnología más sofisticada. Para su dispositivo usaban por ejemplo una quilla y estructura de cuadernas y refuerzos con paneles de contrachapado y fibra de vidrio. Cada dron iba provisto de dos potentes motores.

Los semisumergibles eran lo más llamativo del arsenal de la banda, no lo único. Los agentes se hicieron con 14 kilos de hachís, ocho de marihuana, más de 157.300 euros en efectivo y seis drones aéreos de gran tamaño. Además de los minisubmarinos, la organización también suministraría potentes drones equipados con 12 motores con los que lograban una autonomía de 30 km.

“Por primera vez hemos dado con una organización que realizaba todas las fases de fabricación de estos vehículos no tripulados”, destacaba en 2022 el mando de la Udyco: “No toda la gente está capacitada para hacer algo tan sofisticado […]. Es un paso más en el tráfico de estupefacientes”.

Tampoco todo era alta tecnología. La policía cree que la banda se encargaba también al caleteo, la fabricación de falsos fondos en coches, furgonetas, remolques o incluso tablas de surf, espacios ocultos en los que poder eludir el control de las autoridades y ocultar la droga.

En 2022 la policía tenía constancia de que habían trucado 13 vehículos, abriendo huecos en los que podían llegar a esconder hasta 800 kilos de carga. Una de esas creaciones se destapó en plena ruta con destino Dinamarca, hacia donde viajaba con 218 tabletas de hachís en el interior.

Prueba de que las cosas no les iba mal es que —detalla El País— por las naves de Castellar desfilaban “multitud de visitas” de mafias de Italia, Dinamarca o Francia.

“Tenían un renombre especial”, destaca Sillero.

Los agentes empezaron a seguirles la pista hace algo más de dos años, en abril de 2021, y sus pesquisas se saldaron con ocho detenidos: cinco en Cádiz, donde residen el padre e hijo, uno en Ceuta y dos en Málaga. El submarino en el que trabajaban ya tenía destinatario: unos narcos franceses que, aseguraba el delegado del Gobierno, querían usarla para transportar cocaína.

Los de Castellar de la Frontera no son los primeros narcosubmarinos “made in Spain” localizados por la policía. En 2021 los agentes ya incautaron en Málaga una embarcación de nueve metros de largo y tres de ancho, un modelo que se presentó como el primero de su tipo fabricado en Europa.

Imágenes: Policía Nacional

En Xataka: Tres semanas inmerso y rango de disparo de 50 kilómetros: el submarino español que Navantia quiere vender a India


La noticia El último grito entre los narcotraficantes son los drones submarinos. Y los están fabricando en España fue publicada originalmente en Xataka por Carlos Prego .

Suscríbete a nuestro boletín

Únase a nuestros boletín y reciba las últimas noticias y artículos enviados directamente a su bandeja de entrada semanalmente.

Al ingresar su correo electrónico, acepta nuestros Política de privacidad .

También le puede interesar leer

Deja una respuesta