El mercado laboral en España debe afrontar una serie de cambios en los próximos años. Empresarios, sindicatos y Administración coinciden en que el cambio debe producirse de forma progresiva pero definitiva. El problema es encontrar la forma óptima para afrontarlos, sin que los cambios en los modelos de trabajo o la jornada laboral afecte negativamente a la economía de las empresas.
En un encuentro entre empresarios y sindicatos se ha hablado de la reducción de jornada semanal que firmaron en su pacto de investidura los dos partidos que hoy forman gobierno, así como la implantación de la jornada semanal de cuatro días.
Como recogen en Genbeta, uno de los dirigentes sindicales que debate esta cuestión ha afirmado no ser partidario del modelo de semana laboral de cuatro días que se ha probado en Valencia porque “las experiencias de otros países demuestran que no funciona”. Los datos recogidos de esas experiencias, incluida la de Valencia, dejan constancia de todo lo contrario.
La jornada laboral es el Titanic, la productividad su iceberg. En el marco del Congreso AECOC de Empleo y Talento celebrado en Madrid se han dado cita agentes sociales y empresas para analizar los desafíos del ámbito laboral a los que ya están haciendo frente empleados y empleadores, con cambios en los modelos de teletrabajo, trabajo híbrido y las distintas alternativas para flexibilizar la jornada laboral.
Rosa Santos, directora de empleo, diversidad y protección social de CEOE (Confederación Española de Organizaciones Empresariales que representa a empresarios) afirmó en su intervención que el debate sobre la jornada laboral es necesario, pero no es posible reducir la jornada laboral a 37,5 horas, sin comprometer la productividad.
Los datos históricos de productividad según Eurostat, confirman en parte esta teoría. Si tenemos en cuenta los datos de la última década, la productividad en España entre 2014 y 2022 creció a un ritmo del 0,3%, frente al 0,9% que aumentaba de media en la UE. Al mismo tiempo, los datos apuntan a que la jornada meda semanal habitual en España ha pasado de 38,8 horas semanales en 2013 a las 37,7 horas semanales de media en 2022. Es decir, se ha mantenido la productividad incluso bajando las horas de la jornada
Lo pactado rebaja todavía más la jornada. Pese al leve incremento anual registrado, mantener una productividad tan por debajo de la media europea deja muy poco margen para reducir la jornada laboral hasta las 35 horas semanales para el final de la legislatura sin afrontar otro reto importante: la transformación digital y la eficiencia.
José María Martínez, representante de CC.OO. en el evento, apuntó que “sí que es posible reducir los tiempos de trabajo sin perder productividad porque, de hecho, se viene haciendo” y añadió, “los incrementos de productividad derivados de la transformación digital tienen que permitir reducir los tiempos de trabajo”.
Según un estudio Perspectivas España 2023 de la consultora KPMG, el 58% de las empresas prioriza avanzar en la transformación digital en los próximos 12 meses y valora con una nota de 6,6 la capacitación digital de los empleados. Pese a ser buenas cifras, 42% que no apuesta por la transformación digital y la optimización de procesos complicaría el aumento de la productividad al reducir la jornada a 35 horas.
No son los días, son las horas. Menos acertado estuvo Antonio Pérez, Secretario General de FETICO, un sindicato considerado “amarillo” (promovido por las propias empresas, no por los trabajadores) por UGT y CC.OO. El representante sindical reconocía que reducir la jornada laboral es posible y conveniente, pero reprochaba que se hubiera hecho “a las bravas”, al tiempo que celebraba que se haya aparcado el debate sobre la jornada laboral de cuatro días porque, afirma, “las experiencias de otros países demuestran que no funciona”.
Estas declaraciones dejan lugar a interpretaciones ya que en el mundo se han llevado a cabo distintas pruebas sobre la jornada laboral de cuatro días, pero no todas siguen el mismo modelo.
La semana belga o la semana de Valencia: son cuatro días, pero no es lo mismo. Las pruebas piloto desarrolladas por la organización sin ánimo de lucro 4 Day Week Global se basan en un modelo conocido como 100-80-100: 100% del salario, 80% de horas de trabajo y 100% rendimiento. Este modelo apuesta por reducir la jornada a 32 horas semanales repartidos en cuatro días a la semana.
Este modelo es el se ha estudiado en Valencia, Reino Unido, Portugal, Brasily ahora se está comenzando la prueba en Alemania. Los datos que arroja la prueba de Valencia son muy prometedores y se alinean con los del resto de pruebas, en los que se registra un aumento en la productividad de las empresas, mejoras en los ingresos, satisfacción en el bienestar de los empleados.
El modelo de semana laboral de cuatro días que ha fracasado en sus diversos intentos, ha sido el que mantenía una jornada laboral de 40 horas concentradas en cuatro días. Es decir, trabajar 10 horas al día y añadir un día más de descanso durante la semana. Es un modelo similar al que también propuso recientemente el millonario mexicano Carlos Slim.
Bélgica incorporó este modelo de jornada como una opción para flexibilizar el mercado laboral, del mismo modo que se ofrece el teletrabajo, el trabajo híbrido o la jornada partida. Sin embargo, solo el 0,5% de la población optó por este modelo que terminó por no satisfacer ni a empleados, que acumulaban más estrés y cansancio, ni a empleadores por no cubrir las necesidades reales de la empresa. Por lo tanto, la semana belga, sí podría considerarse un fracaso.
En España, Telefónica intentó aplicar una variante propia de la semana de cuatro días en su plantilla en 2022. A diferencia de las pruebas de Valencia y otros países del mundo, Telefónica redujo el número de horas semanales, pero también el salario. La experiencia fue un estrepitoso fracaso.
Trabajar menos días sin cambiar nada no funciona. Una de las claves del éxito del modelo 100-80-100 puesto que se han aplicado en Valencia, Reino Unido y otros países, es que antes de iniciar el cambio de jornada, se acomete un proceso de transformación interno en cada empresa. Es decir, se aplica esa transformación digital que reclamaba el representante de CC.OO., Jose María Martínez.
En este proceso se auditaban los procesos de la empresa para optimizarlos, reducir redundancias y trámites innecesarios, así como implementar herramientas y capacitar al personal para hacer más ágil todo el proceso. En definitiva, no se trata de cerrar un día y al siguiente comenzar a trabajar con la jornada reducida, sino que hay un proceso que requiere el compromiso de empleados y empresas. Y no todas las empresas son capaces de asumir ese compromiso.
La semana de cuatro días no es la panacea. Aunque los datos apunten a que el modelo de semana de cuatro días que se ha probado en Valencia funciona, eso no significa que todos los sectores puedan aplicarlo. Sobre todo, como sucede en España, cuando se trata de microempresas o comercios con atención directa al cliente.
En estos casos, y pese a que el estudio de Valencia mostraba un incremento en la actividad comercial y de ocio debido al incremento en el tiempo de ocio, la semana laboral de cuatro días tuvo un impacto negativo en los comercios. Por lo que una solución que se baraja sería aplicar el modelo sueco: reducción de jornada laboral, pero manteniendo los cinco días.
En Xataka | España sigue subida a la ola del trabajo híbrido y en remoto pese a todo. Valencia es el mejor ejemplo
Imagen | (Harrison Haines)
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La noticia Un líder sindical español ha afirmado que la semana de cuatro días no funciona. Los datos dicen otra cosa fue publicada originalmente en Xataka por Rubén Andrés .