En marzo, saltaron todas las alarmas en el mundo del aceite de oliva. Se estaba vendiendo más de lo normal y eso, teniendo en cuenta el aceite disponible, significaba que era posible llegar a octubre — antes de que llegara la nueva campaña — con enlace cero.
Es decir, sin reservas de aceite en las bodegas.
Y eso era un escenario terrible. Como hablamos de un producto anual, el “enlace” no solo es el colchón que asegura el suministro, es el mecanismo que permite contener el precio del aceite. Y, ojo, era marzo.
Lo enfatizo porque en los meses siguientes la situación no fue mejor. Mes a mes, las salidas de aceite de oliva seguían a buen ritmo y, pese a las subidas de precio, el horizonte del enlace cero seguía ahí.
A finales de junio, la situación en el mercado del aceite de oliva parecía terrible. Ese mes, según los datos de la Agencia de Información y Control Alimentarios, salieron más de 85.400 toneladas y nada hacía pensar que se fuera a contener.
¿Qué significaba esto? Que, de mantenerse ese ritmo de salidas, serían necesarias unas 360.000 toneladas antes de que llegara la nueva campaña. Las reservas (sumando las reservas de las almazaras y los envasadores) estaban en torno a los 400.000. Es cierto que no había que descartar que llegaran importaciones que se sumarían a estas reservas, pero bastaba ver los números para comprobar que la situación era crítica.
Buenas noticias. Tras un mes de julio estable, agosto, según estos mismos datos, ha cerrado con unas salidas de 62.500 toneladas. Es decir, las salidas se contienen. Y, por otro lado, las importaciones han ido llegando poco a poco. De esta manera, los datos más actualizados que tenemos nos hablan de unas existencias de 321.183 toneladas.
¿En qué se traduce esto? Básicamente en que “el sector iniciará la nueva cosecha con unos volúmenes de almacenamiento en torno a las 250.000 toneladas que unido a una cosecha estimada en torno a las 700.000 nos arrojaría un volumen disponible de 950.000 toneladas”. Entraríamos, por fin, en un contexto difícil, pero lo peor habría pasado.
No hay que cantar victoria. Sobre todo porque no sabemos cuánto lloverá este otoño y, aunque parece que la campaña será mejor que la anterior, ya vemos que no lo será por mucho. Un otoño problemático puede dejarnos en una situación muy complicada.
Además, hay muchas variables a tener en cuenta. No solo el peso de los envasadores en la política de precios o la llegada de empresas extranjeras (especialmente los importadores italianos), sino también lo que ocurre en Portugal, cuyo aceite entrará primero en el mercado y nos permitirá ver en qué situación está realmente el sector a nivel internacional.
Imagen | Chema Concellón
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La noticia Las salidas del aceite de oliva se están desplomando. Eso borra un fantasma del horizonte: el desabastecimiento fue publicada originalmente en Xataka por Javier Jiménez .