Si hay un cohete de la Guerra Fría que se pueda comparar con la Starship es el N1 de la Unión Soviética. Al fin y al cabo, son los dos únicos lanzadores espaciales con la friolera de 30 motores en su primera etapa —33, en el caso de la Starship.
Sin embargo, con apenas dos lanzamientos de prueba a sus espaldas, el cohete de SpaceX ha logrado superar al N1, tanto en empuje como en fases de vuelo superadas con éxito durante sus pruebas.
En la del sábado, la Starship revalidó el título de cohete más potente de la historia, por encima del N1. Y por primera vez, logró llegar más lejos de lo que su antepasado soviético había llegado jamás. Otra desdicha para el cohete que la URSS mantuvo en secreto hasta finales de los años 80.
De secreto de Estado a mito de la carrera espacial
El N1 fue, hasta la llegada de la Starship, el cohete más potente jamás construido. Empezó a desarrollarse antes que el Saturno V, pero a diferencia de su contraparte estadounidense (que lanzó todas las misiones Apolo), nunca tuvo éxito.
Con una altura de 105 metros, el N1 era comparable en tamaño al enorme cohete de la NASA, pero tenía un propulsor más potente. Su etapa principal medía 17 metros de diámetro y llevaba instalados 30 motores NK-15. En su diseño completo de cinco etapas tenía un total de 44 motores, mientras que el Saturno V contaba con 13 motores repartidos en tres etapas.
Concebido para llevar misiones tripuladas a la Luna y con una capacidad de carga de 95 toneladas, el N1 realizó cuatro vuelos de prueba entre 1969 y 1972. Todos fracasaron:
- N1 3L (21 de febrero de 1969): Falló poco después del despegue. El cohete se estrelló a unos 32 kilómetros de la rampa de lanzamiento.
- N1 5L (3 de julio de 1969): Sufrió una explosión al poco de despegar que acabó destrozando la rampa de lanzamiento.
- N1 6L (26 de junio de 1971): No alcanzó una altitud significativa antes de fallar.
- N1 7L (23 de noviembre de 1972): La primera etapa funcionó correctamente, pero el cohete falló al encender los motores de la segunda etapa y no alcanzó una gran altitud.
El N1 fue un secreto de Estado que la Unión Soviética no desclasificó hasta la ley de transparencia de Gorbachov a finales de los años 80. Quizá fuera ese secretismo (más de cara al público que a la inteligencia estadounidense, que tenían múltiples fotos espía del cohete) lo que ha acabado convirtiendo al N1 en un mito de la industria aeroespacial, con sus propias leyendas urbanas.
La Starship recoge el testigo y bate el récord soviético
Pero si algo ha convertido el N1 en un mito es el tremendo empuje de sus 30 motores principales, que lo mantuvieron en lo alto del ranking de los cohetes más potentes hasta la reciente irrupción de la Starship. Con el año de su vuelo inaugural y su empuje en meganewtons como referencia, el ranking quedaría así:
- Starship (2023): 70 MN
- N1 (1969): 45 MN
- SLS (2022): 39 MN
- Energia (1987): 35 MN
- Saturno V (1967): 34 MN
Aunque la Starship ya se consideraba superior en empuje al N1 en su prueba de abril, hasta ocho motores fallaron en aquel primer vuelo y el cohete nunca logró separar sus etapas. En la prueba del sábado, en cambio, los 33 motores Raptor del propulsor Super Heavy funcionaron a la perfección.
La separación de etapas también salió como estaba previsto. Todos los motores de la etapa Super Heavy, excepto tres, se apagaron cuando el cohete alcanzó los 70 km de altura. A 5600 kilómetros por hora, la etapa Starship encendió sus seis motores y logró separarse sin problemas del propulsor. Ningún N1 había llegado tan lejos.
SpaceX se inspira en tecnología soviética. Lo dice Elon Musk
A la hora de la verdad, SpaceX le debe unas cuantas ideas a la industria soviética. El propio Elon Musk, fundador de la compañía, admite que los motores de metano de la Starship se inspiran en prototipos soviéticos de los 80.
“Debo dar crédito al trabajo de los motores soviéticos/rusos de los años 80 como un factor a la hora de decidir el cambio de hidrógeno a metano”, escribió Musk en Twitter. “Demostraron un rendimiento excelente en bancos de pruebas”.
La separación en caliente de la Starship también se inspira en la industria soviética. No es una tecnología exclusiva, pero sí característica de varios cohetes rusos y soviéticos. Los cohetes R-7, incluido el Semyorka que lanzó el primer satélite artificial (el Sputnik), usaban la separación en caliente para conseguir una transición más fluida entre las etapas del cohete.
Con 121 metros de altura y 39 motores Raptor en total, la Starship le saca varias cabezas al N1 y lo supera con creces en potencia, pero sigue por debajo en número total de motores. Mientras SpaceX no siga añadiendo más motores, como planea Musk, al menos un récord del N1 prevalecerá sobre la Starship.
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La noticia En su segundo lanzamiento, Starship batió un récord que hasta ahora parecía intocable: el del N1 soviético fue publicada originalmente en Xataka por Matías S. Zavia .