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Coches eléctricos a precio de combustión: la drástica caída del precio del litio abre un nuevo escenario

Coches eléctricos a precio de combustión: la drástica caída del precio del litio abre un nuevo escenario

El coche eléctrico tiene, entre los potenciales compradores, dos barreras que salvar. La primera de ellas es convencer que el vehículo puede ser útil en el día a día y, en muchos casos, lo suficientemente polivalente para garantizar viajes largos sin recurrir a malabares o abrirse la cabeza con la planificación de la ruta. Por suerte (y aunque en España vamos más lentos) la red de recarga sigue avanzando y la Unión Europea se ha puesto seria con este asunto.

El segundo y más problemático es el precio. Aunque si echamos cuentas comprobamos que cuantos más kilómetros hacemos más barato nos sale un coche completamente eléctrico, certificado por los propios taxistas, el desembolso inicial puede ser alto y, por tanto, espantar a quien está valorando este tipo de energía como una posibilidad más en su garaje.

Del precio, buena parte del sobrecoste frente a un coche de combustión se lo lleva la batería. Por los materiales utilizados y la escasez de recursos, el precio de las baterías se había elevado sensiblemente, especialmente entre las NCA y NMC, acumuladores de energía de mayor coste frente a las LFP por las materias primas utilizadas.

Ahora, sin embargo, llegan buenas noticias. El precio del litio, clave en la producción de las baterías, está cayendo con fuerza, lo que reduce el coste final de producción de las mismas. Según recoge Benchmark Mineral Intelligence, consultora especialista en el mercado del litio y otras materias primas, su precio ha caído por debajo de 100 dólares/kWh. Una cifra que no se veía desde hace dos años.

La frontera de los 100 dólares/kWh

La cifra de los 100 dólares/kWh es importante porque se considera que puede ser un punto de inflexión para abaratar los precios de las baterías de coches eléctricos y, por tanto, de los propios automóviles en último término.

Según los datos de la consultora, en su último informe se estimó que el litio tenía un coste de 98,2 dólares/ kWh. La cifra refleja una caída sustancial y tendida del precio. Sólo en agosto se estimó que el precio se había reducido en un 8,7%. En diciembre de 2022, el coste del litio superaba los 125 dólares/kWh y salvo ligeras correcciones intermedias, su coste no ha dejado de descender. Ahora, el litio cuesta un 33,3% menos que en marzo de 2022, cuando se situaba en 146,6 dólares/kWh.

Pero a la caída del precio del litio hay que sumar la de la mayoría de materias primas, lo que provoca que el coste final de la batería. Entre la batería de cifras destaca:

  • Caída del precio del cátodo (41,6%) y el ánodo (17,6%), claves en las reacciones químicas que se producen dentro de las baterías.
  • Caída del carbonato de litio (52%) y del hidróxido de litio (48%), productos que se obtienen a partir del litio y que, esenciales para la fabricación de baterías, habían sido víctimas de compras de pánico.
  • Caída del precio del níquel chino un 25%.
  • Precio del cobalto en China de 100,1 dólares/kWh, el más bajo según los registros de la consultora.

Todo lo anterior permite que el precio final de las baterías de los coches eléctricos ya roce los 100 dólares/kWh. Con estos precios, la producción a gran escala permitirá a los fabricantes acercar sus productos de los eléctricos al de los hermanos de combustión. Evan Hartley, analista de Benchmark, lo resume así:

La disminución de los precios de las células podría permitir a los fabricantes de equipos originales vender vehículos eléctricos de mercado masivo a precios comparables a los vehículos ICE (combustión), con el mismo margen, mejorando el atractivo de la transición de vehículos eléctricos tanto para los consumidores como para los fabricantes de automóviles

Desde Benchmark señalan que la caída en el coste en la producción de baterías no solo es una cosa de China. El resto de mercados donde se producen baterías para coches eléctricos también están reduciendo sus precios, lo que puede ser realmente atractivo para los fabricantes que están apostando por instalaciones fuera del país, como acicate para aumentar su producción.

A todo lo anterior hay que sumar que la demanda de coches eléctricos no para de crecer. Más allá de las decisiones de Europa de caminar hacia el vehículo eléctrico, el Gobierno chino ha mantenido las ayudas estatales para que los fabricantes locales sigan produciendo a un ritmo similar al que lo venían haciendo hasta ahora. En Europa, la cuota en las ventas del coche eléctrico ha pasado por primera vez del 20%.

Y a lo anterior hay que sumar que la búsqueda y la producción de litio está aumentando de manera exponencial. Incluso las marcas han llegado a invertir para asegurarse este mineral a un precio inferior al de mercado, impulsando la construcción de minas de litio. Aunque sus resultados no son palpables en este momento, seguirán sumando toneladas de litio disponible en el mercado.

Hasta ahora, para hacer de un coche eléctrico rentable habíamos visto cómo la marca tenía que encarecer sensiblemente el precio final para el consumidor. Vehículos como el Ford Mustang Mach-E habían perdido su rentabilidad pese a encarecerse miles de euros y un Mercedes EQE era mucho más caro que un Mercedes Clase E.

Con los precios tan caros, es difícil que el consumidor se decida por el coche eléctrico frente a la combustión. Una menor demanda provoca una menor producción, costes fijos más caros por unidad y, por tanto, un precio que sigue alto. Es la pescadilla que se muerde la cola.

Por tanto, el coste de las materias primas es clave para revertir la situación, que la rueda gire en la otra dirección y coja inercia. Si la producción es más barata se podrá competir con precios más bajos que capten a un mayor número de clientes, aumente la producción y todo el proceso, en definitiva, se mueva en la dirección opuesta a lo que hemos vivido hasta ahora.

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Foto | Mercedes


La noticia Coches eléctricos a precio de combustión: la drástica caída del precio del litio abre un nuevo escenario fue publicada originalmente en Xataka por Alberto de la Torre .

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Tras años atiborrando su catálogo, Netflix ha decidido dar un giro: más calidad, menos cantidad

Tras años atiborrando su catálogo, Netflix ha decidido dar un giro: más calidad, menos cantidad

Hace no demasiados meses hablábamos de Netflix como un contenedor en el que cabía de todo: algunos estrenos llamativos y mucha programación de relleno, a veces procedente de geografías remotas y, a priori, no muy atractivas para el consumidor autóctono. Un tiempo después, Netflix parece haber llegado a la conclusión de que los atracones no son buenos, y aunque sigue favoreciendo el binge-watching en sus lanzamientos, parece que va a ser algo más selectiva.

Tiempos duros para el streaming. Lo llevamos notando desde hace unos meses: hay un descenso generalizado en la producción que obedece a recortes de gastos. Estos han sido más notorios y urgentes en el caso de Warner, que ha renombrado plataformas, eliminado decenas de producciones de su catálogo de HBO Max y, en general produce menos -algo que comparte con Disney+– y más sibilinos en el caso de Netflix.

No compartir y ahora, no atosigar. En el caso de Netflix, la economía de guerra viene con nuevas imposiciones a sus suscriptores, como la de no compartir cuentas, así como la aparición de nuevos tiers con publicidad. Por el momento, no se está notando un descenso claro en términos de producción propia y compras exclusivas para la plataforma, pero esa situación podría estar cambiando también.

Primeras señales en el TIFF. El Toronto International Film Festival es uno de los mercados de cine y series más importantes del mundo, quizás junto al de Cannes. En él, The Wrap cuenta que se ha visto a una Netflix especialmente activa, comprando películas de índole muy comercial y para todos los gustos, y que cubren géneros que la plataforma sabe que tienen un público fiel entre sus suscriptores: true crime y comedias románticas.

Algunos títulos. Por ejemplo, Netflix ha adquirido películas como el debut como directora de Anna Kendrick, ‘Woman of the Hour’ (un true crime sobre un psicópata que escoge sus víctimas en un programa televisivo de citas), así como lo nuevo de Richard Linklater, el thriller sobre un asesino a sueldo ‘Hit Man’, y dos documentales. Uno es sobre parajes y costumbres exóticas, ‘Mountain Queen: The Summits of Lhakpa Sherpa’, y otro sobre el músico Jon Batiste ‘American Symphony’.

20 millones, o menos. Todas estas películas comparten que su precio no es muy alto: la de Kendrick ha costado a Netflix 11 millones de dólares, la de Linklater 20 millones, y los documentales, como es natural, mucho menos. Comparado con lo que gasta Netflix en una serie de alto presupuesto como ‘One Piece‘ o ‘Stranger Things‘, son migajas.

La calidad es lo que se busca. Pero ante todo, son películas que pueden encontrar un público sin dificultades por su gancho (la protagonista de ‘Dando la nota’, el director de la trilogía ‘Antes de amanecer’) y que no han obligado a la plataforma a invertir una fortuna. Netflix sigue siendo el negocio de streaming más rentable, pero posiblemente ha visto que su técnica de “superservir” no funciona, ni a nivel financiero ni, posiblemente, a nivel de imagen, ya que transmite que estrenan películas y series “al peso”.

Calidad por encima de cantidad. The Wrap recoge en este contexto la opinión de un anónimo ejecutivo de una distribuidora: “En este mercado, los estudios y las empresas de streaming, además de Netflix, prefieren gastar mucho dinero en una o dos películas que les entusiasmen, en lugar de gastar un montón de dinero para llenar listas o poner a rebosar el canal con contenido mediocre”. Está claro que se acabaron los tiempos de los atracones.

Cabecera: Unsplash

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Cómo bloquear programas y aplicaciones en Windows 11 sin instalar nada

Cómo bloquear programas y aplicaciones en Windows 11 sin instalar nada

Vamos a explicarte cómo puedes bloquear programas y aplicaciones concretas en Windows 11 sin necesidad de instalar nada. Además de esto, la función también te servirá para no poder lanzar programas que son funciones sensibles de Windows, como el registro del sistema.

Lo único que vas a tener que hacer es entrar en la función de editar directivas de grupo, y allí tienes una opción que es específica para bloquear el lanzamiento de aplicaciones. Aquí, tendrás que escribir el nombre del archivo .exe a bloquear, por lo que si no conoces el del programa que quieres bloquear tendrás que buscarlo primero.

Bloquea el lanzamiento de archivos .exe en Windows 11

Gpedit

Lo primero que tienes que hacer es lanzar la función de Editar directiva de grupo. Para eso, abre el menú de inicio y escribe gpedit.exe, y cuando lo hagas pulsa sobre la opción que aparece como resultado.

No Ejecutar

Entrarás en la pantalla del editor de directivas. Aquí, tienes que navegar en la columna de la izquierda entrando en Configuración de usuario, luego en Plantillas administrativas, y una vez aquí pulsa en Sistema. Dentro de Sistema, a la derecha busca la opción No ejecutar aplicaciones de Windows especificadas, que aparecerá casi abajo del todo.

Editar

Una vez aquí, tienes que hacer clic derecho en No ejecutar aplicaciones de Windows especificadas. Cuando lo hagas, en el menú contextual pulsa en la opción de Editar, para cambiar este valor.

Habilitar

Esto abrirá la pantalla con las opciones de No ejecutar aplicaciones de Windows especificadas. En ella, tienes que activarlo eligiendo la opción Habilitada en la parte de arriba. Cuando lo hagas, ahora pulsa en el botón Mostrar de la lista de aplicaciones no permitidas.

Aplicaciones No Permitidas

Esto abrirá una pantalla en la que simplemente tienes que escribir los nombres de archivos .exe que quieres bloquear en Windows 11. Los nombres de estos programas quedarán bloqueados en cualquier cuenta de este ordenador con Windows. Una vez escribas los que quieras, pulsa en Aplicar y reinicia el ordenador.

En Xataka Basics | Windows 11: 42 funciones y trucos para exprimir al máximo el sistema operativo


La noticia Cómo bloquear programas y aplicaciones en Windows 11 sin instalar nada fue publicada originalmente en Xataka por Yúbal Fernández .

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