Cansado de los turistas, un pueblo de Cantabria les ha pedido algo inusual: que dejen de abrazar a sus secuoyas

Cansado de los turistas, un pueblo de Cantabria les ha pedido algo inusual: que dejen de abrazar a sus secuoyas

Cabezón de la Sal es un pueblo español que destaca por su abundante naturaleza, pero más especialmente por los ejemplares de Secuoyas que extienden sus raíces en el Monumento Natural del Monte Cabezón. Son nada menos que 2,5 hectáreas en las que en la década de 1940 se plantaron secuoyas procedentes de Estados Unidos, los famosos árboles conocidos por ser los más grandes del mundo.

Hasta 848 ejemplares y con una altura media de 36 metros, su presencia ha atraído un flujo importante de turistas y visitantes con una sorprendente obsesión: abrazarlos. Un acto poco lógico, según el ángulo del que se mire, y que ha llevado al Ayuntamiento a estudiar medidas como prohibir este gesto por dañar la naturaleza, cobrar por ello o limitar directamente los accesos.

Lo cierto es que las imágenes de personas abrazando troncos en los alrededores de este enclave natural se amontonan en las redes sociales, especialmente en Instagram, donde se dice que también “funciona” como medida antiestrés. Esta práctica comenzó en la pandemia y poco a poco originó una masificación desmedida y peligrosa para esta especie de árboles.

secuoya

“Se están debilitando los árboles porque la gente que viene se abraza a los árboles, se degrada la corteza, incluso alguno se lleva trozos de corteza de recuerdo”, señalaba el alcalde de Cabezón de la Sal, Óscar López, en una entrevista con EFE. Además de quedarse “pelados”, muchas de las raíces de las 840 secuoyas de este bosque también se están quedando a la vista por “la erosión de pisar por ellos”.

Un monumento natural inigualable en España

Estos árboles, que como decíamos no son autóctonos de Cantabria, se plantaron en la década de 1940 con el objetivo de utilizar su madera, al igual que especies como el eucalipto. Su corteza puede alcanzar hasta 60 cm de grosor, lo que la convierte en una defensa contra incendios o fenómenos naturales, motivo por el cual estos árboles viven más años. También aportan nutrientes al suelo, además de ayudar a abrir los conos y a dispersar las semillas por el aporte de calor.

Las secuoyas tardan unos 20 años en formar un tronco maduro y sus primeros conos o piñas, momento a partir del cual siguen creciendo a ritmo de entre 2 y 5 centímetros al año, según Ecología Verde. Además, encuentran bastantes obstáculos para germinar y desarrollarse ya que necesitan crecer a plena luz y en suelos minerales, sin competencia de otras plantas.

secuoya

Las secuoyas del Monte Cabezón fueron declaradas monumento natural en 2003 por ser “una especie rarísima” en Cantabria y con el objetivo de “conservar este particular paraje”. Por ello, el Ayuntamiento de Cabezón de la Sal, junto a la Consejería de Turismo y la de Desarrollo Rural, ha decidido trazar un plan para evitar la masificación de personas. Actualmente, no existe una normativa que prohiba tocar estos árboles, sólo se recomienda no hacerlo. Pero, como señala el alcalde, “al no haber vigilancia, una prohibición no impediría que las personas se abrazaran a los árboles en algunos casos”.

El ayuntamiento también reclama acotar los árboles de alguna manera, mediante pasarelas que eviten que pasen por los suelos y dañen las raíces, y regular los accesos. Aunque no se descartan otras medidas como poner un ticket de entrada para sufragar la vigilancia tanto nocturna como diurna: “A lo mejor visitas guiadas, con reserva, para visitarla de manera controlada”, decía López, quien hace hincapié en que sea lo sea que se aplique, no irá encaminado a “buscar un beneficio económico”. “Lo que queremos proteger el parque”, concluye.

Imagen: (Flickr) / Unsplash


La noticia Cansado de los turistas, un pueblo de Cantabria les ha pedido algo inusual: que dejen de abrazar a sus secuoyas fue publicada originalmente en Xataka por Albert Sanchis .

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