Desde que se anunció hace unos días la decisión de la FIFA de celebrar el Mundial 2030 en seis países (incluido España), la especulación no parece tener fin. Y no es para menos, más de cinco décadas después, nuestro país albergará de nuevo una Copa del Mundo. Una que, aunque sea compartida, volverá a poner a España en el epicentro del mundo deportivo. Sin embargo, la euforia de Portugal y Marruecos también es palpable.
Tanto, que los anhelos del país africano por organizar el campeonato les ha llevado un paso más allá, a expresar su firme deseo de celebrar la final en Casablanca. Lo hacen aún cuando no disponen de un estadio para ello.
La euforia marroquí. El país africano lleva muchos años intentando ser anfitrión de un Mundial de fútbol. Se ha ofrecido de todas las formas y lo ha peleado en varias ediciones desde 1994 pero nunca ha resultado. Aquel año presentaron su primera candidatura que al final cayó en Estados Unidos. Los siguientes fueron para Francia, Japón, Alemania y Sudáfrica. 2026 será de nuevo en América.
Como era de esperar, en 2030 también lo iba a lucha, pero a sabiendas de que el camino también era difícil contra sus vecinos España y Portugal. La alternativa más lógica fue unírseles. Y así el país magrebí ha cumplido su deseo más soñado: ser el segundo país de África en celebrar el torneo.
La final iba a ser para España hasta que… Con España, Portugal y Marruecos como anfitriones principales, nuestro país era el claro candidato para albergar la final. Primero, por tradición (tenemos un título y tres Eurocopas). Y segundo por potencial a nivel de infraestructuras, ya que la FIFA exige que la final se dispute en un estadio que supere las 80.000 localidades. Y tanto el nuevo Santiago Bernabéu como el futuro nuevo Camp Nou llegan de sobra.
De hecho, ahora mismo ningún estadio de Portugal o Marruecos tiene un tamaño similar. Pero eso no le importa a los segundos, que a tres días de conocerse que iba a ser país anfitrión ha lanzado un mensaje determinante: quiere la final y para ello construirá un mega estadio en Casablanca con capacidad para 94.000 espectadores.
La propuesta africana. Llegados a este punto, para Marruecos el Mundial es la máxima prioridad y su final no puede escaparse de sus ambiciosos planes. Y por eso no van a limitar sus recursos e inversión para lograrlo. Sin saber si su candidatura iba a ser victoriosa, encargaron a la firma de arquitectos española Cruz y Ortiz el diseño de un estadio de 93.000 espectadores en Casablanca que ahora aprovecharán para intentar hacerse con la final.
Además, Marruecos está jugando sus cartas en el lado sentimental. “Una Copa del Mundo extraordinaria entre las dos orillas del Mediterráneo y que representan a dos grandes civilizaciones”, señalaba su ministra de Turismo, Fatim-Zahra Ammor. Subrayan que España ya acogió una final (1982) y que todo África solo ha contado con una, la de Sudáfrica en 2010, donde precisamente ganó la selección española.
¿Es viable? No mucho. Según apunta este artículo de El Español, en el que se ha consultado a fuentes solventes de la candidatura, la posibilidad de que Marruecos acabe quitando a España la final del Mundial “no es viable”. Se da por seguro que el nuevo Santiago Bernabéu será el estadio elegido para la final. Además, dificilmente la UEFA permitiría que esta oportunidad se deslizara de sus dedos. Entonces tendrían que pasar casi 20 años sin que se disputara en suelo europeo, ya que la última fue la de Rusia 2018 y hasta 2038 no tendríamos más ocasiones.
El aporte de sedes. Queda pendiente de la FIFA. El Gobierno y la RFEF lucharán por conseguir que finalmente sean 11 de las 16 o 18 sedes que tendrá el Mundial y que alberguen entre el 50% y el 60% de los partidos del campeonato. Madrid y Barcelona tendrían dos estadios. Y otro Sevilla. España tiene que elegir entre 15 estadios para unas 10 posibles sedes. Portugal piensa en tres (Lisboa, Porto y Braga) y Marruecos ha presentado hasta seis estadios.
“Las sedes que vamos a presentar no solo van a tener las exigencias de la FIFA, sino que gozarán de diversidad cultural y de riqueza geográfica”, explicaba Fouzi Lekjaa, presidente de la Federación Marroquí, que destacó también la proximidad geográfica, resaltando que Madrid y Lisboa están a solo una hora de vuelo de Casablanca.
¿Cómo se coló en el trío? Mucha gente se pregunta cómo el país africano acabó colándose en la candidatura. Lo cierto es que la alianza ibérica (España y Portugal) fue el origen. Después se añadió a Ucrania, al que se incluyó a modo simbólico por la guerra. Eso no resultó, ya que se hizo público que el presidente de su Federación de Fútbol está implicado en un caso de corrupción. Así que España y Portugal trabajaron con Marruecos para llevar a cabo otra opción novedosa: disputar el Mundial en dos continentes diferentes.
Esto les reportaría a los españoles y portugueses solidez para albergar el torneo. Primero, porque sólo tenía seguros los votos de la UEFA (la federación europea). Y al contar con Marruecos, sumaba también los de la CAF (toda África). E incluso los de parte de Asia, los países árabes que querían ver un Mundial en un país que compartiera su cultura y religión.
Otra razón es que tal y como ha establecido la FIFA el nuevo formato del Mundial obliga a tener más estadios disponibles y más ciudades listas para albergar partidos. Con Portugal y España no era suficiente. Es algo que hemos contado en Magnet: la inversión en infraestructuras es brutal. Y cuantos más se unan a la fiesta, más barato es organizar la competición. Aunque nadie contaba entonces con estos quebraderos de cabeza.
Imagen: Cruz y Ortiz Arquitectos
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La noticia Marruecos quiere llevarse la final del Mundial 2030 a Casablanca. Solo hay un problema: no tiene estadio fue publicada originalmente en Xataka por Albert Sanchis .