De cumplir su ambicioso objetivo el futuro Telescopio Gigante de Magallanes (GMT) nos ayudará a conocer mejor la materia oscura, ahondar en los orígenes de los elementos químicos y buscar señales de vida en planetaslejanos. Desafíos todos mayúsculos que requerirán un músculo tecnológico a la altura. De ahí que a la hora de diseñarlo sus autores lo hayan dotado de siete joyas ópticas que harían temblar de emoción al mismísimo William Herschel: siete de los espejos más grandes del mundo y que formarán una enorme superficie colectora de luz de 368 m2.
Desde hace días en Arizona, EEUU, hay un equipo que ya trabaja para acercarnos a esa hazaña técnica… y el enorme abanico de posibilidades que abre.
¿Qué ha pasado? Que el Richard F. Caris Mirror Lab, de la Universidad de Arizona, acaba de dar un paso crucial para que —si todo marcha según lo previsto— a finales de esta misma década el Telescopio Gigante de Magallanes (GMT) esté listo. Hace varios días un equipo de expertos introdujo casi 20 toneladas de vidrio óptico en un horno giratorio que lo calentará a 1.165ºC, una temperatura elevada que hará que el material adopte una superficie curva paraboloide.
El resultado será el séptimo y último espejo primario del GMT, piezas cruciales para que el futuro telescopio cumpla las expectativas de los astrónomos.
¿Y cómo es ese espejo? Enorme. Y fundamental para el GMT. La pieza alcanzará los 8,4 metros de diámetro y será el séptimo y último espejo primario del nuevo telescopio. Con él el GMT completará una superficie colectora de luz de 368 metros cuadrados, la óptica más grande fabricada hasta la fecha y que le permitirá recoger una cantidad de luz mayor que la de cualquier otro telescopio.
Los técnicos prevén realizar pruebas ya con un espejo primario terminado en cuestión de meses, un ensayo general que les resultará útil cuando las siete piezas estén finalizadas, se ensamblen y funcionen como un enorme espejo con forma de flor y 25,4 m de diámetro. Para hacernos una idea de qué significa, los encargados del proyecto recuerdan que equivale a la longitud de una ballena azul adulta.
Todo eso… ¿Para qué? Sencillo: para lograr una capacidad sorprendente. El resultado es hasta 200 veces la sensibilidad y cuatro veces la resolución de imagen de los espejos más avanzados. Si lo comparamos con nuestro ojo, el telescopio será 50 millones de veces más potente. “Los espejos primarios son la primera superficie de contacto del telescopio que recoge la luz entrante del cielo nocturno”, detallan los técnicos, que recuerdan que cada espejo, de 8,4 m diámetro, usa 17 toneladas métricas de vidrio y juntos conforman “la óptica más grande y desafiante“.
¿Y ahora, qué? Nadie dijo que fabricar un potentísimo “ojo” capaz de penetrar en los secretos del espacio fuese sencillo. Ni desde luego rápido. Los trabajos en la Universidad de Arizona, en un horno localizado bajo las gradas del estadio Arizona Wildcats, arrancaron la semana pasada, pero tardaremos todavía en tener el espejo listo: la pieza tardará aún tres meses en enfriarse y luego deberá someterse a la fase de pulido. El proceso completo de preparación es de unos cuatro años.
“Estamos en una etapa importante de fabricación”, destaca Robert Shelton, presidente del Telescopio Gigante de Magallanes. El objetivo es que el GMT, que se está construyendo en Chile, esté listo a finales de esta década, cuando se convertirá en el mayor telescopio óptico-infrarrojo gregoriano de la historia. Contará con una enorme estructura inteligente de 22 pisos que lo protegerá de las inclemencias o, de ser necesario, los terremotos. Pese a alcanzar las 4.800 toneladas métricas, su carcasa puede completar una rotación en cuestión de apenas tres minutos.
¿Para qué servirá? He ahí la pregunta del millón. Y con la respuesta más emocionante, también. Sus responsables avanzan que una vez esté listo el potente GMT nos ayudará a estudiar la materia oscura e investigar los orígenes de los elementos químicos o señales de vida en otros planetas, entre otras cosas.
“La combinación de potencia de captación de luz, la eficiencia y resolución de imagen nos permitirá realizar nuevos descubrimientos en todos los campos de la astronomía”, explica Rebecca Bernstein, científica jefe del telescopio: “Tendremos una combinación única de capacidades para estudiar planetas con alta resolución espacial y espectral, clave para determinar si un planeta tiene una composición rocosa como nuestra Tierra, si contiene agua líquida y su atmósfera contiene la combinación adecuada de moléculas para indicar la presencia de vida”.
Imágenes: Giant Magellan Telescope y Giant Magellan Telescope – GMTO Corporation
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La noticia El Telescopio Gigante Magallanes enfila su fase definitiva: las obras de su séptimo y alucinante espejo fue publicada originalmente en Xataka por Carlos Prego .