Sobre alianzas no hay nada escrito. Ni en la guerra, ni en los campos de los que salen cada año las toneladas de arroz, trigo, centeno y maíz que nos ayudan a surtir nuestras mesas. Acaba de constatarlo con claridad un equipo de investigadores de la Universidad Estatal de Colorado (CSU) que tras analizar la producción global de cereales ha llegado a una conclusión tan curiosa como reveladora: ni fertilizantes, ni novísimos tractores de John Deere con IA y comunicación satelital, cuando de sacar adelante cultivos se trata la gran aliada de los agricultores es otra.
¿Quiénes? La lombriz de tierra, sin duda.
Nuestras aliadas las lombrices. Que las lombrices de tierra juegan un papel importante en algunos de nuestros cultivos agrícolas más valiosos es una idea que ya podíamos intuir. Lo que ha hecho ahora un equipo de investigadores del CSU es ir más allá de esa corazonada para ponerle cifras exactas, a nivel global.
Y los datos resultan cuanto menos llamativos. Según sus conclusiones, plasmadas en un artículo que acaba de publicarse en la revista Nature Communications, estos pequeños y escurridizos anélidos ayudan a una parte significativa de la producción de cereales y leguminosas que salen de nuestros campos todos los años.
¿Cuánto, exactamente? “Nuestros resultados indican que las lombrices de tierra contribuyen aproximadamente al 6,5% de la producción global de cereales —maíz, arroz, trigo, cebada— y 2,3% de la producción de legumbres, lo que equivale a más de 140 millones de toneladas métricas anuales”, aclaran los investigadores Steven J. Fonte, Marian Hsieh y Nathaiel D. Mueller en su artículo.
Por si la referencia no fuese lo suficientemente reveladora, la Universidad de Colorado aporta otro dato ilustrativo: 140 millones de toneladas métricas anuales suponen, más o menos, una cantidad comparable con los cereales —arroz, trigo, avena, cebada y maíz— cultivados por Rusia, el cuarto productor mundial.
¿Por qué juegan ese papel? Por la labor que desempeñan. Las lombrices de tierra contribuyen a la salud de los suelos, su estructura, la captación de agua y la rotación de materia orgánica, lo que facilita además que las plantas dispongan de más nutrientes durante su desarrollo. La investigación de la CSU no es la primera que apunta en esa dirección. Otros análisis anteriores ya han demostrado que estos escurridizos anélidos pueden facilitar la producción de hormonas que ayudan a los vegetales a crecer y protegerse de los patógenos comunes en el suelo.
Que su papel sea importante no significa, eso sí, aclaran los investigadores, que estén a favor de trasladar lombrices a lugares en los que no están extendidas. Su propósito es otro: mostrar que “una mejor gestión de la biología del suelo” donde ya hay lombrices puede ayudar a mejorar los cultivos con menos agroquímicos.
¿Es igual en todo el mundo? En absoluto. Y esa es otra de las lecturas interesantes que deja el estudio de la CSU. La “contribución” de las lombrices en los cultivos resulta más significativa en “el sur global”, allí donde los agricultores disponen de menos fertilizantes y pesticidas y muestran una mayor dependencia de la materia orgánica, como el estiércol y los residuos de cultivos.
Sus cálculos relacionan las lombrices de tierra con alrededor del 10% del rendimiento de los cereales en el África subsahariana y el 8% en América Latina y el Caribe. “Las lombrices de tierra están contribuyendo mucho en estas áreas, donde tenemos menos insumos químicos”, explica Steven Fonte.
Una ayuda pequeña… y valiosa. Pequeña por el tamaño de estos anélidos, entiéndase; no por su contribución. Si para algo sirve el estudio de Fonte y el resto de sus colegas de la CSU es para reivindicar la aportación de las lombrices de tierra en los cultivos de cereal y legumbres, idea que ya habían deslizado otros estudios. La propia universidad recuerda que algunas estimaciones señalan que pueden aumentar la productividad general de las plantas en alrededor de un 25%.
“Este es el primer esfuerzo del que tengo constancia que intenta tomar una parte de la biodiversidad del suelo y decir: ‘Este es su valor; lo que nos está brindando a escala global'”, reflexiona Fonte, profesor de ecología de agroecosistemas. Para su análisis él y sus colegas analizaron el impacto de las lombrices de tierra en cuatro cultivos de cereales: arroz, maíz, trigo y cebada, además de un conjunto de legumbres que incluía soja, garbanzos, lentejas o alfalfa.
La importancia de los suelos. He ahí otra de las ideas que deja botando el artículo. Más allá del rol más o menos importante de las lombrices de tierra, el estudio de la CSU muestra la importancia de los terrenos y la variedad de criaturas a la que sirven de hogar. “Los suelos son un hábitat complejo, pero en realidad se han dado muy pocos esfuerzos para comprender qué significa esa biodiversidad para el rendimiento mundial de nuestros cultivos”, comenta Fonte.
“Si los gestionamos de una manera más sostenible, podremos aprovechar mejor esta biodiversidad y producir agroecosistemas más sostenibles”, añade el experto. Sobre la mesa hay ya investigaciones que aseguran que los suelos contienen hasta la mitad de la biodiversidad del mundo, lejos del 25% que se estimaba antes.
Imagen de portada: Schizoform (Flickr)
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La noticia Si queremos seguir produciendo cereales en el futuro ya sabemos cuál es la clave: lombrices fue publicada originalmente en Xataka por Carlos Prego .