Muchos piensan que Chandrayaan-3 es una sonda espacial: la primera en aterrizar en el polo sur de la Luna, la que convierte a la India en el cuarto país en conseguirlo. Parece una sonda, vuela como una sonda, aluniza como una sonda; pero, me temo, que no es una sonda. Es una pieza de un juego mucho más amplio: la pieza que, de hecho, mete a subcontinente indio oficialmente en el juego.
El “Gran Juego” del Espacio. Durante el siglo XIX, el Imperio Británico y Rusia se enzarzaron en una larguísima lucha de poder en Asia Central y el Cáucaso. A aquella rivalidad, los ingleses la llamaban “el gran juego” y, aunque teniendo en cuenta las consecuencias geopolíticas de aquello está claro que no tenía nada de juego, no es un mal nombre para definir lo que está pasando en el espacio exterior.
En los últimos años, hemos visto cómo cada país que quería ser algo en el mundo apuntaba al espacio: Emiratos Árabes y Arabia llevan años enzarzados en una batalla que va mucho más allá de quién pone qué satélite en el cielo. Rusia acaba de estrellarse en su gran “vuelta al ruedo”. China apura los plazos para ganar a Estados Unidos (y a Europa) en la Luna.
Y la India… bueno, la India quiere su sitio en la mesa de los grandes.
Y no es para menos. Este mismo año, la India ha superado a China como el país más poblado del mundo. Y, aunque es cierto que el sueño de convertirse en una economía de diez billones de dólares y llegar a ser la tercera potencia económica antes de que acabe la década “pende de un hilo“, las trompetas de recesión en China le dan un ‘globo de aire’ extra al gobierno de Narendra Modi.
Y no le viene mal. Hace un par de semanas Modi tuvo que someterse a una moción de censura bastante difícil.
El lento camino hasta convertirse en una superpotencia. Casi una década después de llegar al poder, el trabajo del ultranacionalismo hindú por reivindicar el país (con algunos de sus puntos más negros incluidos) está empezando a dar sus frutos. Repasemos los datos: ya hemos dicho que es el país más poblado del mundo y el quinto PIB mundial, pero también es una potencia tecnológica y logística, “el candidato número 1 a arrebatar a China el liderazgo como fábrica del mundo” y un socio geoestratégico de EEUU que puede explotar su papel de “puente entre Occidente, el Sur global y los mercados emergentes”.
No está siendo un proceso fácil y, de hecho, puede descarrilar en cualquier momento. Por ejemplo, un elemento clave del ‘impulso’ industrial del subcontinente es que la Guerra de Ucrania le ha permitido comprar cantidades enormes de crudo ruso a unos precios irrisorios. Antes de la invasión rusa, la India compraba apenas el 0’2% su petróleo a Moscú; ahora supone el 23%.
Por supuesto, la India de Modi está extendiendo cheques que no puede pagar, pero es justo decir que se encuentra en el mejor momento posible para hacerlo (y salir indemne).
Pero… ¿por qué el espacio? Esa es una gran pregunta… ¿Por qué el espacio? E, imagino, que la respuesta es que la carrera espacial es mucho más que una reliquia de la ‘Guerra Fría’: es uno de los pocos escenarios actuales en los que el futuro parece un lienzo en blanco, uno de los pocos lugares en los que las naciones pueden proyectarse como querrían ser, donde se permite soñar a lo grande.
Por eso es buena idea mirar a las estrellas, porque es el lugar donde podemos leer las tensiones que marcarán el futuro.
En Xataka | Necesitamos querer ir a Marte, nos va el futuro en ello.
Imagen | ISRO
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La noticia Muchos piensan que Chandrayaan-3 de la India es solo una sonda lunar. Se equivocan por completo: es mucho más que eso fue publicada originalmente en Xataka por Javier Jiménez .