Comenzó como un conflicto en un puñado de talleres de Tesla repartidos por Suecia y ha acabado convirtiéndose en un problema de tal categoría que amenaza con complicar el negocio de la compañía en todo el país e incluso otras partes de Europa. Tesla se enfrenta en tierras nórdicas a una situación que su propio CEO, Elon Musk, ha calificado ya de “locura”. El motivo: el fabricante estadounidense ha demostrado tener un buen conocimiento del mercado del vehículo eléctrico, pero no tanto de la cultura laboral y sobre todo sindical de Escandinavia.
La incógnita es… ¿Cómo se resolverá ahora
El origen de todo: 130 mecánicos. Para entender lo que está ocurriendo en Suecia hace falta remontarse a hace casi un mes, al pasado 27 de octubre, cuando alrededor de 130 mecánicos de Tesla decidieron iniciar un paro para presionar a la compañía estadounidense. El motivo, según IF Metall, un sindicato sueco con cerca de 300.000 miembros: los responsables de Tesla se niegan a firmar un convenio colectivo alegando que “no lo hacen en ninguna parte del mundo”.
A priori el conflicto parecía perfectamente acotado y de un calibre reducido. La huelga partía de apenas 130 empleados de una decena de talleres repartidos por siete ciudades de Suecia. Con lo que no contaban los responsables de la compañía estadounidense, ni desde luego Musk, es el alcance que acabaría teniendo esa convocatoria y hasta qué punto la secundarían otros trabajadores suecos.
“Huelgas solidarias”. Que aquel primer conflicto haya escalado se explica por un concepto bien conocido en el ámbito laboral y que a lo largo de los años ha dado pie a un interesante debate: las “acciones de solidaridad” o “huelga de solidaridad”, que básicamente consisten en movimientos de empleados en apoyo de compañeros de otras empresas. Como señala la University and College Union (UCU), en Reino Unido están vetadas y también lo estaban al menos en 2017 en Australia, donde los sindicatos y trabajadores que las ejercían se exponían a multas y reclamaciones.
En Suecia sus engranajes han demostrado estar bien engrasados. Desde la convocatoria de huelga de finales de octubre, los mecánicos de Tesla han ido encontrándose con el respaldo de trabajadores de otras empresas o incluso de otros sectores. Algunos con roles tan estratégicos para la operativa del fabricante estadounidense que pueden comprometer seriamente su negocio en el país.
De los puertos a la industria. Los trabajadores de Tesla se han encontrado con el respaldo de trabajadores portuarios, empleados de concesionarios de vehículos y recogida de basuras, electricistas y técnicos de otros talleres que prestan servicios a Tesla. Todos los que apoyan la huelga han dejado de realizar trabajos vinculados con Tesla después de que sus grupos sindicales arropasen a IF Metall.
Al extenso listado se suman incluso taxistas que se han comprometido a no comprar ningún vehículo de la multinacional estadounidense hasta que no se desatasque el conflicto laboral. Ayer mismo Reuters informaba de que se han sumado a la protesta los trabajadores de un proveedor de componentes.
… pasando por correos. Si hay un ámbito en el que las acciones solidarias pueden castigar de forma especial a Tesla es sin embargo el de correos, por más paradójico que suene. A modo de respaldo a la huelga, Swiss Info asegura que sus empleados han dejado de entregar envíos a las oficinas de Tesla y los talleres, con las importantes repercusiones que acarrearía una decisión así para su negocio: en Suecia las matrículas emitidas por la Agencia de Transportes se entregan por vía postal, con lo que un bloqueo podría complicar la circulación de nuevos Tesla.
“Esto es una locura”. La frase es del propio Musk, quien ha recurrido a su altavoz predilecto, la plataforma X, para mostrar su desconcierto por lo que está ocurriendo en Suecia. En decalraciones a la agencia sueca TT, la empresa también ha calificado de “lamentables” las medidas adoptadas por IF Metall. “Ya ofrecemos pactos equivalentes o mejores que los cubiertos por la negociación colectiva y no encontramos ninguna razón para firmar ningún otro acuerdo”, zanja.
“Violan los principios básicos”. La postura del sindicato, claro está, es diametralmente opuesta. “Los empleados de Tesla merecen condiciones laborales dignas y seguras, como el resto en el mercado laboral sueco. IF Metall lleva mucho tiempo negociando con la compañía, pero se han negado a firmar un convenio y, por lo tanto, violan los principios básicos del mercado laboral sueco”, argumenta la organización. France Press precisa que los convenios negociados por sector cubren el 90% de los trabajadores en Suecia y fijan sus condiciones salariales y de empleo.
“No tenemos salarios mínimos ni leyes sobre cuándo se puede trabajar y cuándo no en Suecia. Tenemos marcos y protección del empleo, pero al margen de eso, son los convenios colectivos los que regulan el mercado laboral”, recalca Torbjorn Johansson, secretario de negociación de LO, en una entrevista con Reuters.
Más allá de Suecia. Las tablas de de World Population Review muestran que Suecia no es, ni mucho menos, el principal mercado de la multinacional en Europa. Sus datos están por debajo de los registrados en Reino Unido, Alemania o Francia. El conflicto laboral abierto en tierras escandinavas podría alcanzar una dimensión mucho mayor si, como advierte a Financial Timesel analista del sector Matthias Schmidt, los sindicatos de otros países respaldan la reclamación sueca.
“Podría convertirse en una bola de nieve en distintos países y replicarse en otros lugares. El mayor riesgo es evidentemente Alemania. Esperábamos que sucediera algo similar en Alemania cuando abrieron su planta allí, con los sindicatos tan fuertes”, abunda Schmidt: “Esto ha sido un enorme shock cultural para Elon”.
Imágenes: IndustriALL Union e IF Metalls
– La noticia Los trabajadores suecos están participando en “huelgas solidarias” contra Tesla. Y Elon Musk no sale de su asombro fue publicada originalmente en Xataka por Carlos Prego .