Los fabricantes de semiconductores que orbitan alrededor de la alianza liderada por EEUU tienen por delante una papeleta difícil de encarar. Por un lado están obligados a respetar escrupulosamente la regulación de los países en los que operan, y, además, como es lógico, deben proteger su negocio y su actividad económica. El problema para la mayor parte de ellos es que en la coyuntura actual estas dos premisas se oponen hasta el punto de amenazar su integridad a medio plazo.
NVIDIA, AMD, Intel, TSMC, Samsung, SK Hynix o Micron son algunas de las empresas dedicadas al diseño o la fabricación de circuitos integrados que no pueden vender sus soluciones de vanguardia en China o Rusia. Lo tienen expresamente prohibido por los Gobiernos de EEUU, Taiwán y Corea del Sur. El motivo más relevante que esgrimen estas Administraciones es evitar que los países rivales empleen estos semiconductores en la puesta a punto de armamento avanzado.
No obstante, las sanciones no condicionan únicamente el negocio de los fabricantes de chips; también limitan expresamente la actividad comercial de los principales fabricantes de equipos de litografía, como Canon, Nikon, Tokyo Electron o ASML. Y es que no pueden vender sus máquinas de fabricación de circuitos integrados más avanzadas ni a Rusia, ni a China, ni a los países sospechosos de estar alineados con los estados liderados por Vladímir Putin y Xi Jinping.
A los fabricantes de chips no les queda más remedio que nadar en aguas turbulentas
La situación en la que está sumida la compañía neerlandesa ASML, el único fabricante de equipos de litografía que ha sido capaz de producir máquinas de ultravioleta extremo (UVE), es especialmente delicada. 2023 está siendo un buen año para ella. Según sus previsiones sus ventas netas crecerán al menos un 25% comparadas con las que obtuvo en 2022, y en cierta medida estos buenos resultados se amparan en su rendimiento en el mercado chino a pesar de que no puede vender sus máquinas más avanzadas a las empresas chinas.
Peter Wennink, el director general de ASML, viajó a finales del pasado mes de marzo a China para reunirse con Wang Wentao, el ministro de Comercio, en un claro intento de aliviar la tensión que han desencadenado las sanciones entre su compañía y el Gobierno de Xi Jinping. A ASML le va bien, pero no debemos pasar por alto que el 30% de los pedidos que entregará en el futuro procede de clientes chinos. Lo ha confirmado el propio Wennink, que no ha dejado escapar la oportunidad de advertir a EEUU y sus aliados que aislar a China completamente no es el camino.
Los fabricantes de semiconductores surcoreanos también están teniendo tiranteces con su propio Gobierno, y, sobre todo, con la Administración de EEUU. Para Samsung y SK Hynix el mercado chino es muy importante, y, además, ambas compañías tienen plantas de fabricación de circuitos integrados en suelo chino. Samsung produce chips NAND Flash en Xian, y SK Hynix fabrica circuitos integrados DRAM en Wuxi y NAND Flash en Dalian. Después de una presumiblemente dura negociación ambas empresas han conseguido algo que para ellas es crucial: un permiso especial de la Administración estadounidense para enviar equipos de litografía a sus plantas en China.
El panorama para las empresas estadounidenses, como NVIDIA o Intel, y taiwanesas no es muy diferente. Estas últimas, con TSMC y UMC a la cabeza, han vendido durante los últimos años semiconductores avanzados a las compañías chinas, y ya no pueden hacerlo. No ha trascendido qué impacto están teniendo las prohibiciones en los resultados económicos de estas y otras empresas taiwanesas, pero con toda probabilidad será importante. Hasta ahora los Gobiernos de EEUU y Taiwán se han mostrado inflexibles, y nada parece indicar que el actual clima de tensión vaya a relajarse en el futuro. Ni siquiera tímidamente. Todo lo contrario.
Imagen de portada: Intel
– La noticia Los fabricantes de chips están contra las cuerdas: la tensión entre EEUU y China se lo pone cada vez más difícil fue publicada originalmente en Xataka por Juan Carlos López .