Teniendo en cuenta que debió pasar hacer casi 20 años, lo recuerdo muy vivamente. Casi demasiado. Era una de esas tardes de los primeros fines de semana de otoño. Acaba de llover, el suelo estaba aún mojado y el aire tenía esa cosa que se le pone a veces de estar recién estrenado.
Ella apareció con media melena rizada, oscurísima (se había cortado el pelo y no me había dicho nada), con un jersey ancho y verde a juego con sus ojos anchos y verdes; tan verdes que se podía oír el mar. Y aunque la había visto un par de veces a la semana durante, no sé, los últimos cinco años… me pareció que no la había visto nunca; que era nueva, otra; que estaba distinta.
Ahora sé que aquella sensación (que me dejó colgado de alero durante muchas semanas) fue un ‘jamais vu’.
¿Tiene algo que ver con el ‘déjà vu’? Es, de hecho, justo lo contrario. Un ‘déjà vu’ es un tipo de paramnesia (una distorsión de los recuerdos) que hace que una experiencia se sienta como si se hubiera vivido previamente. Es algo muy conocido y muy experimentado. De hecho, desde que Émile Boirac acuñara el término en 1876, los ‘déjà vu’ se han convertido en un elemento más de la cultura popular.
Pero yo hablo de lo contrario: de experiencias comunes, cosas que estamos seguros de haber hecho una y otra vez, pero que de repente nos parecen completamente nuevas.
Pero… ¿esto es serio? La verdad es que hace unos meses no hubiera sabido si era un fenómeno real o un mito urbano. Sobre todo, porque no sabíamos mucho del ‘jamais vu’. Pero en los últimos años cada vez tenemos más investigación y una de ella, de hecho, acaba de ganar un ig nobel.
El experimento. Para estudiar este fenómeno, los investigadores buscaron una forma de crear ‘jamais vu’s en el laboratorio. Y la idea básica es muy sencillo: que si le pides a alguien que repita algo un número suficiente de veces, lo que en un principio parecía claro y sencillo se volverá confuso y falto de sentido.
Para ponerlo a prueba, cogieron a 94 estudiantes universitarios y los pusieron a escribir repetidamente (y lo más rápido posible) la misma palabra. Lo hicieron con doce palabras diferentes y solo les permitieron dejar de hacerlo si se sentían raros, aburridos o les dolía la mano.
Lo curioso es que la mayor parte de las personas que se pararon lo hizo porque “las cosas se ponían raras”. El 70% de los participantes manifestaron haber sentido algo que podríamos definir como ‘jamais vu’ y, recordemos, lo que estaban haciendo era escribir palabras relativamente comunes.
De hecho, según se recoge en la investigación, las palabras “perdían su significado cuanto más las miraban”, los participantes “parecían perder el control de la mano” y algunos llegaban a pensar que “alguien los estaba engañado para hacerles pensar que eran palabras, pero no lo eran”.
Por supuesto, no era una novedad. A principio del siglo XX ya había investigadores que habían estudiado los intrincados mecanismos de escribir repetidamente. Sin embargo, en estos años hemos avanzado mucho y el trabajo va a permitir entender mejor cosas como los trastornos obsesivos compulsivos o las experiencias de extrañamiento.
Por no hablar de los mecanismos de la memoria, claro. No hace falta recordar que aún hoy en día, la memoria tiene un papel social clave. Cómo cambiarían las cosas si, en línea con lo que proponen estos investigadores, un exceso o sobrecarga de una representación puede volverla absurda.
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Imagen | Jon Tyson
– La noticia Lo contrario al ‘déjà vu’ no solo existe, es un fenómeno muy extraño fue publicada originalmente en Xataka por Javier Jiménez .