No ha sido un buen verano para el hidrógeno. Aunque la UE ha decidido respaldarlo con fuerza (y unos cuantos millones de euros), su tecnología sigue desarrollándose y hay países decididos a impulsar su producción “verde”, incluida España, a lo largo de las últimas semanas ha embarrancado en algunos proyectos clave, tanto por su importancia como visibilidad. El primero lo dejaba en agosto el estado de Baja Sajonia, en Alemania, donde las autoridades han decidido enfriar su apuesta por el tren de hidrógeno. El segundo lo acaba de protagonizar Dinamarca, que se ve obligada a bajar marchas en su deseo de dotarse de hidrogeneras.
“No podemos justificar más dinero solo en subvencionar el hidrógeno”, reconocen.
¿Qué ha pasado? Que en Dinamarca parece haberse templado la apuesta por una red de estaciones de hidrógeno propia. Aunque el verano ha dejado también noticias positivas para el sector, como la instalación de un electrolizador de 6 MW respaldado por Bruselas, el país se despedía de agosto con una noticia negativa: la firma Everfuel, operador de infraestructuras de hidrógeno verde, ha decidido “realinear” su estrategia, replanteándose dónde centra sus esfuerzos.
Y eso pasa a nivel práctico —asegura la compañía en un comunicado— por “centrarse en ampliar la producción” y “reestructurar la red de estaciones de hidrógeno”. O lo que es lo mismo, “reducir la inversión en redes de repostaje”.
¿Qué significa eso? Hace unos días EnergiWatch iba un poco más allá y ahondaba en los planes de Everfuel tras entrevistar al director general de la compañía, Jacob Krogsgaard. Su conclusión: lo que plantea el operador danés es dar un giro en su estrategia y pasar del objetivo inicial, que contemplaba cerrar el año con 19 estaciones a disposición de los conductores de vehículos de hidrógeno, a no tener ni una sola activa. La decisión es relevante, ya que —señala EnergiWatch— tras la adquisición de Danish Hydrogen Fuel en 2020, Everfuel es propietaria y operadora de todas las estaciones de hidrógeno que hay en Dinamarca.
De la decisión se ha hecho eco Berlingske, uno de los grandes diarios del país nórdico, que hace poco publicaba un reportaje con un titular rotundo: “Fin de las estaciones de hidrógeno verde en Dinamarca. Un experto califica la situación de ‘completamente predecible'”. Además de suspender la ampliación de estaciones, abunda otro de los medios daneses, Ekstra Bladet, se cerrarán las existentes en Aarhus/Brabrand, Kolding y Copenhague/HC Ørstedsværket. Las más recientes quedarían de momento en pausa con la vista puesta en el transporte pesado.
¿Y cuál es la razón? Lo explica con claridad Krogsgaard en su charla con EnergiWatch: cuando de movilidad e hidrógeno se trata, del dicho al hecho ha resultado ir un trecho más que considerable: “La producción de hidrógeno verde en Dinamarca todavía no está lista. Ni la electrólisis, ni los camiones cisterna, ni las estaciones han madurado como esperábamos al lanzar nuestras ambiciones. Esto, unido a la falta de volumen por parte de los fabricantes de vehículos, ha dificultado encontrar un modelo de negocio para las estaciones de hidrógeno”.
¿Ha dicho algo más? Sí. Jacob Krogsgaard asegura que la compañía está en contacto con clientes y socios para buscar “la forma de mantener todo en marcha”, pero admite: “No podemos justificar que se destine más dinero solo a subvencionar el hidrógeno”. Aunque el empresario no da por muerto los vehículos de hidrógeno, reconoce que “no son una opción a corto plazo” y tampoco tiene dudas de que los modelos eléctricos conquistarán la mayoría del mercado de turismos.
Para ellos, asegura, “el reto no serán las limitaciones de las baterías, sino de red. Cuando empiece a suponer un problema para la red suministrar la energía verde a la hora que queremos cargar, el hidrógeno puede vivir un renacimiento”.
¿Hay más? La respuesta es de nuevo afirmativa.En el comunicado que lanzó a finales de agosto, la compañía aportaba algunas pinceladas que ayudan a entender mejor el contexto. Al explicar la situación señala la “inmadurez de la tecnología, la complejidad de los proyectos, el retraso de las fuentes de hidrógeno de terceros, las limitaciones de la cadena de suministro y la inflación de los costes”, factores todos que, apuntan en Everfuel, han afectado al desarrollo comercial y financiero.
“Además el crecimiento del mercado del hidrógeno verde en Europa continúa estando sujeto a procesos políticos prolongados, un retraso en el despliegue de vehículos de hidrógeno a gran escala, un grupo reducido de personal competente y un acceso limitado al capital en el actual entorno de mercado”, esgrime la empresa antes de anunciar que “priorizará el desarrollo de la capacidad de producción” de hidrógeno y reducirá las inversiones en redes de repostaje “mediante una alta calificación de la cartera existente de estaciones y y proyectos de repostaje”.
¿Qué repercusiones tiene? La decisión de Everfuel deja varias lecturas interesantes, al igual que hace apenas un mes lo hacía la decisión de Baja Sajonia de enfriar su hasta hace no mucho rotunda apuesta por el ferrocarril de hidrógeno. La primera es en clave empresarial, en las cuentas de la compañía, que según anota EnergiWatch registró un déficit de 81 millones de coronas danesas, equivalente a 10,9 millones de euros, durante los seis primeros meses del ejercicio.
En cuanto al parque automovilístico danés, el medio asegura que las cifras actualizadas de De Danske Bilimportører muestran que a día de hoy suma 136 vehículos que funcionan con hidrógeno. La mayoría son además taxis y el último coche de este tipo para uso privado se matriculó hace casi dos años, en enero de 2022. Otras fuentes apuntan a que a finales de 2022 habría 147 vehículos con pila de combustible en las carreteras danesas. Según H2Stations, en 2022 había 814 estaciones de servicio de hidrógeno activas en todo el mundo, 254 en España.
Imágenes: Everfuel 1 y 2
– La noticia Dinamarca apostó por montar su propia red de estaciones de hidrógeno. Ahora se ha cansado de tirar el dinero fue publicada originalmente en Xataka por Carlos Prego .