La vida digital en China no es sencilla a ojos de un occidental: muchos de los servicios cotidianos aquí no están permitidos allá, como las aplicaciones de Meta, Snapchat o Telegram. Las webs, aunque sean personales, han de contar con una licencia. Y aunque la conectividad interna es excelente, la externa no lo es, y complica la unión digital entre oficinas de una misma empresa si una está en China, por ejemplo. Por no hablar de la censura, por supuesto.
Para una empresa tampoco lo es: si quiere tener cierta presencia en el gigante asiático, aunque sea simplemente mediante una landing page que dé a conocer sus servicios allí, tiene algunas consideraciones que fuera de China desconoce. Tampoco es tan diferente a lo que supone la GDPR en cuanto a burocracia en la Unión Europea, pero hace necesario contar con alguien que entienda el contexto local.
Y si se trata de tener una presencia algo mayor, cuando hace falta una conexión fiable con China desde las oficinas centrales, la complejidad sube unos cuantos peldaños.
Ahí es donde entra Alberto.
Burocracia y técnica
Alberto Roura, vasco de nacimiento, lleva nueve años en Australia. Allí fue para aprender inglés y tener una experiencia vital más en el cinturón, pero le gustó tanto que se quedó… y desarrolló una carrera profesional que ni siquiera él esperaba. “Vine aquí para trabajar como desarrollador frontend, luego pasé a ser backend, y desde 2017, responsable de infraestructura. Paralelamente tengo mi propio negocio, Guztia, como partner de Alibaba Cloud, ayudando a empresas que quieren entrar en China de alguna forma”, nos explica. Alibaba Cloud es el proveedor de servicios en la nube de la empresa homómina, misma actividad que AWS, Azure o Google Cloud, pero en Asia y el Pacífico.
La unión entre Australia y China no es casual: si en España tenemos a la Unión Europea y Estados Unidos como principales influencias, también a nivel tecnológico, la región de Asia y el Pacífico tiene en China a su gran referencia. Y Australia recibe la doble influencia: a un lado, la norteamericana. Al otro, la asiática. Un buen símil de lo que aporta Alberto.
“En 2017, además de empezar como responsable de infraestructura en la empresa para la que trabajo, empecé a traducir al inglés documentación técnica de Alibaba Cloud, que es el principal proveedor cloud en la región. No había mucha gente con mi perfil, empezaron a mandarme clientes, me saqué certificaciones y me hice su partner. Empresas con presencia en China y en Australia empezaron a recurrir a mí para hacerles consultorías, implementaciones, etc.“, nos explica.
La relevancia de Alibaba Cloud y en menor medida otros proveedores chinos es a menudo olvidada en occidente, pero resulta capital para cualquiera que quiera entrar a China con su negocio.
“Ahí es cuando las empresas descubren que no es tan fácil entrar en China como en otros sitios. Desde una empresa que solo quiere tener allí una web sencilla y descubre que se ve completamente rota, y necesita varias implementaciones; hasta el tema de las licencias”, añade.
El tema de las licencias obedece a las licencias ICP. En China, tener una web es equivalente a contar con un canal de radio o de televisión al considerarse medios de difusión, por lo que requieren una licencia gubernamental. Cuando alguien crea una web, su propio proveedor ya le envía alertas y pasos a seguir para hacerse con una. Si las ignora, al cabo de unos meses bloquean su web y deja de ser accesible. Alberto también ayuda con esos trámites, especialmente en el caso de empresas que quieren que su web directamente venda online, que requiere un tipo de licencia ICP más específica y compleja.
Pero donde llega la madre del cordero es con las VPN, que tienen poco que ver con las VPN comerciales, que suelen estar orientadas a simular conexiones desde otros países para acceder a catálogos de servicios de vídeo en streaming, por ejemplo, o a las conexiones remotas al servidor del trabajo. El producto que instala Alberto no tiene nada que ver con eso: son VPN para clientes corporativos que necesitan conectividad con China y ante todo demandan una conexión fiable, y cuando se trata de conectar a China con el extranjero, no suele serlo.
15.000 euros al mes para garantizar una conexión estable
“China son 1.400 millones de personas, gestionar esa conexión ya es un desafío. Encima suma que la infraestructura no es tan buena a nivel externo como interno. La orografía también añade complejidad”, explica Alberto. “Yo instalo y gestiono la conectividad de una empresa que necesita tener esa presencia en China. La VPN lo que hace es garantizar un ancho de banda. Directamente reserva un porcentaje del cable de China Telecom y se lo asegura a un cliente”. Ese cable, por cierto, está libre de los bloqueos del gobierno chino.
Para una empresa es canónica esta fiabilidad en la conexión. No es lo mismo que a un usuario particular se le corte una videollamada o tenga demasiado lag durante un rato jugando online que a una empresa no se le sincronicen sus datos entre distintas sucursales.
Alberto nos pone algunos ejemplos, como el de una empresa de retransmisiones deportivas globales. “Alibaba Cloud era el partner de infraestructura en la nube para un evento que esa empresa retransmitía. Había una enorme cantidad de datos generados con esas retransmisiones, necesitabas respaldos, todo pasando por la nube…”. Con una conexión al uso hubiese sido poco probable conseguir la estabilidad necesaria para retransmitir en condiciones un evento así.
Otro ejemplo es el de un gran fabricante europeo de vehículos, que también tiene una oficina en Pekín. “La sincronización de datos entre su oficina europea y la de Pekín era muy lenta, así que les hice una VPN para conectar su oficina europea con el nodo que tenían más cerca de Alibaba Cloud, y luego conectar ese nodo por VPN con la oficina de Pekín”. Entre ambos nodos es donde está ese paquete de ancho de banda que garantiza.
Los precios son costes de infraestructura necesarios para una empresa de cierto tamaño que quiere operar en China, aunque suenan escandalosos para el ciudadano de a pie. Se escogen en función de la velocidad requerida para la conexión, dada a su vez por la concurrencia de conexiones.
La mayoría de sus clientes optan por paquetes de, como máximo, 100 Mbps. Los de 2 Mbps son suficientes para la sincronización de datos entre regiones (nube de archivos, documentos…).
Un gran estudio de videojuegos muy populares contrató el de 100 Mbps por tener una alta concurrencia de usuarios. “Esa empresa no quería tener nada alojado en China, pero necesitaban dar servicio a los usuarios chinos, y tenía que usar un captchade los de rotar imágenes para verificar que un usuario es humano y no un bot. Además, la carga de ese captcha tenía que tardar menos de 300 milisegundos, complicadísimo si se trataba de usar un código que estaba fuera de China. Les configuré una de estas conexiones, garantizada y optimizada, y eso es lo que hay por detrás del captcha que completan esos jugadores”.
A veces también instala infraestructuras ad hoc, para usos puntuales. Por ejemplo, para una reunión por videollamada entre inversores, celebrada en China pero seguida en remoto desde otros países.
En cualquier caso, su modelo de negocio es como el del software libre: no cobra por él, sino por instalarlo y llevar el mantenimiento mediante una cantidad mensual.
“Al hablar de la instalación de VPNs en China parece que es para que la gente se pueda saltar los bloqueos del Gobierno, pero no va por ahí, sino por garantizar la estabilidad de la conexión en entornos corporativos. Garantizamos esa conexión estable y veloz, con un enrutado optimizado entre China y el resto del mundo. Sin ello, tienes los propios bloqueos del Gobierno, los chequeos transfronterizos, la mala conectividad con el extranjero… Una simple web extranjera puede tardar en cargarte treinta segundos”, añade Alberto.
Imagen destacada | Xataka con Midjourney.
En Xataka | China responde a Estados Unidos cerrando el grifo del grafito. Su objetivo: liderar el coche eléctrico.
– La noticia “Creo VPNs corporativas en China de 15.000 euros al mes”: el vasco que garantiza autopistas digitales desde occidente fue publicada originalmente en Xataka por Javier Lacort .